Cada 28 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis, a fin de recordar la importancia de vacunarse para prevenir la enfermedad.
Bajo el lema “Es tiempo de actuar”, el Día Mundial contra la Hepatitis de este año destaca la necesidad de emprender una acción colaborativa para ampliar el acceso al diagnóstico y tratamiento en todos los países.
Las hepatitis B y C son infecciones crónicas silenciosas que, sin un diagnóstico adecuado, pueden progresar a cirrosis hepática o cáncer de hígado, causando un impacto negativo significativo en la vida de las personas.
En América, casi 80,000 nuevas infecciones de hepatitis B y C surgen cada año, la mayoría de las cuales pasan desapercibidas.
¿El resultado? Más de 100,000 personas mueren cada año por causas relacionadas con la hepatitis.
La buena noticia es que hay medicación para curar la hepatitis C, así como tratamientos eficaces para controlar la hepatitis B. Pero más importante todavía es que la prevención es posible aplicándose las vacunas. La de la hepatitis B está disponible tanto para adultos como para niños, mientras que los tratamientos orales seguros pueden curar la hepatitis C.
En Argentina, la Hepatitis A llegó a causar el 90% de las hepatitis agudas que afectaban a la población pediátrica. Sin embargo, gracias a la vacunación, desde 2007 no se realizaron trasplantes de hígado por falla hepática fulminante debido a infección por virus de la hepatitis A en este grupo poblacional.
En el caso de las mujeres embarazadas, es fundamental tener en cuenta el calendario de vacunación y cumplir con las pruebas de rutina para detectar la hepatitis B, de modo de evitar la transmisión materno infantil.
Nuestra cobertura
IOMA otorga cobertura de prácticas de laboratorio durante la etapa prenatal, en las que se incluye la detección de hepatitis B, así como la administración de gammaglobulina para el bebé, en caso de ser hijo de madre portadora de hepatitis B.
Tanto la medicación para el virus B como para el C también están dentro de la órbita de nuestra cobertura.