Se acercan las Fiestas y, en pleno Siglo XXI, todavía hay gente que insiste con el uso de pirotecnia. Además de representar un gasto importante, su uso implica el riesgo de sufrir quemaduras, lesiones en los ojos y traumas en los oídos. Pero, principalmente, las personas más perjudicadas por esta anticuada práctica de tirar petardos y rompeportones son quienes integran la población con Trastornos del Espectro Autista (TEA).
Esto se debe a que las personas con TEA no perciben los estímulos auditivos de una manera habitual, sino que reaccionan con alteraciones frente a ruidos de alto impacto debido a la hipersensibilidad auditiva, donde una agudeza auditiva marcada se traduce incluso en una sensación de dolor.
Además de personas con TEA, también se ven afectadas por las detonaciones de cohetes aquellas con discapacidad intelectual o con estrés post traumático, tal es el caso de veteranos de guerra.
Algunas de las consecuencias de la pirotecnia ruidosa en personas con TEA:
Dolor de oídos, en particular entre quienes tiene hiperacusia.
Crisis de llanto, gritos, taparse los oídos y ojos, salir corriendo y esconderse.
Ansiedad, miedo, agresividad.
Es importante que tengamos en claro el impacto negativo de la pirotecnia en las personas con TEA, y desalentemos su uso.
Mejor sin ruidos.
Salud.