Con el verano llegó el calor y, con el calor, el sol fuerte.
Para hacerle frente a la exposición solar, el cuidado de la piel, el órgano más grande del cuerpo humano, resulta esencial para lograr un bronceado saludable y sin riesgos.
En este sentido, el factor que más afecta a la piel es la radiación ultravioleta (RUV), que proviene fundamentalmente del sol.
Éste emite dos tipos de RUV: los UVA y UVB. Los UVB aumentan entre las 10 y las 16 horas, por lo que se aconseja no exponerse al sol durante ese tiempo, ni siquiera con protector. Los UVA, por su parte, son altos durante todo el día y el año.
Vale recalcar que las nubes dejan pasar el 80% de la radiación de modo que, aunque no haya sol, debemos cuidar nuestra piel.
¿Quiénes deben tener un especial cuidado?
- Menores de 6 meses, ya que no pueden usar protector solar, y menores de 1 año porque, si bien pueden utilizarlo para alguna exposición solar ocasional, no es recomendable
- Personas con antecedentes familiares o personales de cáncer de piel
- Pacientes oncológicos, ya que el sol disminuye las defensas
- Quienes toman ciertos medicamentos que sensibilizan la piel, como diuréticos, para la presión, psicofármacos o antibióticos
- Personas con enfermedades fotosensibles (como el lupus), muchos lunares o con alguna infección activa en la piel
¿Qué hacer ante una quemadura?
Si es un enrojecimiento leve, usar algún producto postsolar e hidratarse mucho. Además, evitar la exposición hasta que la piel esté recuperada.
Si la quemadura es más grave, habrá que consultar con personal médico. NO aplicarse aloe vera, pepino ni ningún otro remedio casero.
Como afiliado a IOMA, tenés cobertura para concurrir al dermatólogo cuando quieras.
Sólo tenés que consultar la categoría del profesional que hayas elegido (deberá ser prestador de IOMA) y concurrir directamente al consultorio. Allí abonás el bono de consulta.
Agotamiento por calor y golpes de calor: síntomas y recomendaciones