#Jueves6
Esta es nuestra nota de hoy en la Semana de la Lactancia Materna. Al final podés encontrar la grilla completa con todos los informes.
Es frecuente que ante la llegada de un nuevo integrante a la familia se reciban consejos de diferentes personas que atravesaron la misma experiencia, pero ¡cuidado! A veces se transmiten mitos que desalientan la lactancia y no tiene que ver con la realidad.
Algunas falsas creencias
Es frecuente una gran pérdida de cabello tras el parto y aunque en ocasiones se ha relacionado con la lactancia materna, en realidad se trata de un fenómeno normal y benigno denominado efluvio telógeno que se resuelve espontáneamente entre 6 y 12 meses posparto, sin dejar alopecia residual.
Los rayos X no permanecen en el objeto irradiado, no se transmiten a través de la leche materna ni alteran sus propiedades. Tampoco hay ningún riesgo para el lactante si la madre se somete a una ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética nuclear. Los contrastes iodados apenas pasan a la leche materna y no se absorben por vía oral. Los contrastes de bario no pueden pasar a la leche.
El esmalte dentario no tiene riego sanguíneo por lo que no puede descalcificarse por los cambios metabólicos que afectan al resto del esqueleto.
El bajo peso es uno de los mayores temores de quienes están amamantando, ya que no se puede saber con exactitud la cantidad de leche que el bebé está tomando. En este sentido hay que tener en cuenta que si el o la pediatra observa que el niño o la niña se está desarrollando adecuadamente, quiere decir que está recibiendo suficiente leche.
El problema es cuando por iniciativa propia se decide empezar a darle fórmula para complementar. Esto crea un círculo vicioso: cuanta más fórmula toma el bebé, menos lacta y por lo tanto, menos leche produce la madre.
Si un bebé moja entre cinco y seis pañales al día, se agarra bien al pezón, se escucha cómo traga y, sobre todo, si el o la pediatra dice que está bien de peso y se está desarrollando correctamente, no hay de qué preocuparse.
La leche materna en general, tiene la misma composición para todas las madres. Incluso en las que viven en países donde no pueden tener una dieta equilibrada, la composición de la leche materna es la misma, a menos que haya un problema médico.
Lo que sí que afecta la cantidad de leche que se produce es darle al bebé una mamadera. En el momento en el que se reduce la frecuencia con la que se lo está amamantando, disminuye la producción materna.
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