Yessica es una chica de 14 años. Tiene un perfil en una conocida red social, donde se conecta para chatear con otros chicos y chicas de su edad.
A través de esta red, recibió una solicitud de amistad de Federico, un chico de 16 años que concurre a su escuela.
Jessica se emocionó, estaba muy feliz porque un chico se había fijado en ella y empezó a mantener con él una relación virtual. Chateaba, le explicaba cosas, le hacía confesiones, hablaba de sus amigas…
Todo parecía ir bien. Había conocido a un chico que la encontraba bonita, estaba contenta, pero su relación siempre fue virtual. Nunca se hablaron en la escuela, ni se relacionaron personalmente. Federico lo había solicitado y ella lo respetaba.
Pero un día recibió un mensaje de él que decía: – Me han dicho que no eres buena onda, que andas diciendo cosas sobre mí. ¡No quiero saber nada más de ti!
De nada sirvieron los intentos de Jessica para continuar la relación, ni los ruegos, ni las súplicas. No lo podía creer, no entendía qué había pasado. Por si fuera poco, Federico empezó a publicar mensajes atacándola: que era mala persona, que nadie la soportaba, que andaba con todos los varones de la escuela…
Ella nunca supo que Federico no era Federico. Unas “amigas” suyas habían creado un perfil falso para ganar su confianza, burlarse de ella y saber lo que Jessica pensaba realmente de ellas.
Texto extraído de bastadebullying.com