La adolescencia se considera una de las etapas físicamente más sanas. Es por ello que la consulta médica siempre se relega y nunca se considera “necesaria”. Frente a esta realidad, hay que saber que lo más aconsejable es que los adolescentes consulten al médico DOS veces por año. Una antes de comenzar el ciclo lectivo y la otra antes de culminarlo. Así lo sugieren las guías de la Sociedad Argentina de Pediatría.
En las escuelas, la consulta de inicio de año no debería considerarse otro trámite, sino un medio para detectar aquellos trastornos que pasan inadvertidos y pueden servir además para formar hábitos saludables.
¿Por qué dos veces por año? Porque, según los especialistas, ayuda a fortalecer la confianza entre el pediatra y el paciente, detectar dolencias, conocer hábitos que pueden poner al adolescente en riesgo, como el consumo de alcohol, tabaco, drogas y las situaciones de violencia y de sexo sin protección.
Controles regulares que deberían realizarse:
- El desarrollo de la columna vertebral, ya que el famoso estirón en los varones y el potencial de crecimiento que aumenta con la primera menstruación pueden torcerla;
- La visión
- La audición, que puede disminuir con el volumen de los reproductores de música y el nivel de ruido en las discotecas
- El nivel de colesterol, en especial cuando existen antecedentes familiares de colesterol alto o problemas cardíacos
- Los problemas menstruales
- La tiroides
- La alteración del sueño
- El acné
- La depresión, que muchas veces puede tener origen en trastornos del sueño.
Hay que desterrar el prejuicio de que a los adolescentes ya se les pasarán las dolencias que a menudo se les presentan, porque mientras tanto ellos pueden estar sufriendo.
La visita de la mujer adolescente a su pediatra o ginecóloga se produce en forma obligada, por lo general cuando llega su primera menstruación. Y es en esa consulta cuando se evacuan todas las dudas relacionadas con su crecimiento y su salud sexual.
¿Pero el varón? ¿Qué sucede con la salud sexual del adolescente varón? El control médico no se decanta por el hecho de ingresar a la pubertad. La prueba está en que los médicos clínicos o pediatras tienen tres veces más probabilidades de tener las historias de salud sexual de las jóvenes que las de sus pacientes masculinos y su asesoramiento en esta materia es hasta dos veces mayor para ellas que para ellos.
Los hombres recién deben visitar al Urólogo al cumplir los 50 años, y a partir de los 40 los que presenten parientes directos con cáncer prostático o que sean de raza negra. Mientras tanto, los controles corren por cuenta del pediatra o médico clínico, por ello es muy importante realizar las dos visitas anuales.