La gripe o influenza es una enfermedad viral respiratoria muy transmisible que se contagia de una persona a otra, por el contacto de gotitas provenientes de la vía respiratoria de individuos infectados que se propagan al toser o estornudar o bien a través de superficies u objetos contaminados con estas secreciones.
Síntomas a tener en cuenta y qué hacer ante su aparición
Los síntomas frecuentes de la influenza son: fiebre repentina, tos (generalmente seca), dolor de cabeza, muscular y articular, dolor de garganta, fatiga, sudoración/escalofríos y secreción nasal. Ante su presencia es primordial consultar al/la médico/a de cabecera y no estar en contacto con los grupos de riesgo, ya que si se enferman, se les puede ocasionar complicaciones graves.
Quienes tienen gripe, a su vez, deben tomar gran cantidad de líquido para evitar la deshidratación (agua, jugos, caldos o infusiones) y descansar, lo cual será indicado en la consulta, al igual que algún medicamento, si fuera necesario.
Es muy importante recordar que la gripe es una enfermedad viral y los antibióticos no son eficaces contra los virus. Por eso, NO HAY QUE AUTOMEDICARSE.
Cómo evitar la circulación de la enfermedad
Las condiciones climáticas de esta época y la llegada de fríos más intensos con altos niveles de humedad, generan un mayor riesgo para que se propaguen las enfermedades respiratorias.
Los virus comienzan a circular y en los ambientes cerrados se generan las condiciones ideales para su propagación. Los más afectados por las infecciones invernales son los menores de dos años y las personas mayores.
Para evitarlo, se recomienda:
- Ventilar adecuadamente los ambientes, abriendo ventanas cuando haya sol.
- Lavarse adecuada y frecuentemente las manos con agua y jabón.
- No compartir elementos como mate, cubiertos, vasos, cepillos o teléfonos.
- Limpiar la cocina, baño, utensilios para comer, juguetes, teclados y mouses de computadoras con soluciones de lavandina o alcohólicas.
- Cubrirse la boca y la nariz con el pliegue del codo al toser o estornudar.
- No llevarse la mano a la boca, nariz y ojos después de tocar superficies.
- Llevar una dieta saludable, para fortalecer el sistema inmunológico.
- Dormir bien.
- Controlar el estrés.
- Beber agua.
- Hacer actividad física.
Es importante tener presente que el virus muta año a año y la vacuna se ajusta de acuerdo a ello, por lo que hay que vacunarse anualmente.