#jueves13

El aislamiento social preventivo y obligatorio, necesario en el actual contexto de pandemia, tiene efectos y consecuencias diversos, muchos de los cuales impactan directamente en los niños y las niñas, dejando secuelas. Entre las peores caras del fenómeno asoma la de la violencia intrafamiliar, que tiene a los menores como sus víctimas directas y a los ámbitos que podrían advertirla, anulados: no hay escuelas, clubes, ni contactos barriales que puedan intervenir activamente para frenar un maltrato.

A las chicas y los chicos “debemos darles afecto, así como estar atentos para asegurar y garantizar sus derechos frente a una situación que ha puesto en evidencia ciertas vulnerabilidades. No es lo mismo educarte en tu casa con más de una computadora a tener que recibir clases virtuales, cuando no hay recursos”, resalta la médica pediatra María Luján Enrique, coordinadora de la Unidad de Prevención y Promoción de la Salud (UPPS) de IOMA.
Reconoce la especialista que en la convivencia 24×7 subió la violencia intrafamiliar, frente a la que los menores son los más vulnerables: “Todas las situaciones conflictivas que se vivan adentro de la casa los afectan y es necesario que siempre haya un adulto que esté alerta de estas situaciones, porque a veces tenemos que contactarnos como para detectarlas”.

Para Enrique, “convivir más tiempo de lo habitual no siempre trae felicidad y alegría”, de modo que “es parte de nuestra responsabilidad buscar ayuda” ante la aparición de la violencia intrafamiliar que puede manifestarse de maneras distintas y “hay muchos lugares a los que recurrir”, explica la coordinadora de la UPPS, en alusión a los sistemas públicos de contención que se habilitaron o reforzaron desde el 20 de marzo. Recordemos que cualquier hecho de violencia familiar o doméstica se puede denunciar al 911 y pedir ayuda, las 24 horas, los 365 días del año, a la línea gratuita 144, para recibir contención y asesoramiento.

La médica pediatra no pasa por alto que “la educación en la casa puede haber contribuido también a ciertas situaciones de conflicto, porque la escuela se adaptó por completo para que los chicos pudieran hacer tareas y deberes, y los padres han tenido también que adaptarse para dar clases. Hoy por hoy ocupan el lugar de los maestros y es un factor que se ha sumado a otros”.
“Como adultos –sigue-, tenemos que permitirnos aceptar que es una situación extraordinaria y, en todo caso, pedir ayuda”, sobre todo en resguardo de la tranquilidad y bienestar de los más chicos de la casa”.

Estudios recientes de la Organización Mundial de la Salud refieren que los maltratos intrafamiliares se traducen a futuro en cuadros de depresión, dependencia del alcohol y las drogas e intentos de suicidio, además de trastornos alimentarios y comportamientos sexuales de alto riesgo, entendiendo que toda acción que vulnere la Convención sobre los Derechos del Niño es considerada violencia.

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